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Deja una buena impresión



¿Tienes retratos familiares en casa? Yo tuve muchos en casa de mis padres. Quizás era otra época en la que las fotografías siempre se imprimían y se guardaban en álbunes. De hecho conservo los álbunes de fotografías de mis padres de cuando ellos eran jóvenes. Eso me permite poner en marcha recuerdos de mucho valor para mí. También conservo las fotografías de mi infancia, de cuando era bebé, de cuando me veía con mis primos en el pueblo de mi padre. Aún hoy ellos sienten alegría cuando compartimos en los grupos familiares copias digitales de las mismas hechas con un simple teléfono móvil y con mucho flare, mal color y poca resolución.




No hay duda de que la fotografía permite reforzar lazos familiares y fomentan un sentimiento de pertenencia y de identidad personal. Recordar tus recuerdos más valiosos, tu familia, tus amigos de cuando eras joven, ... permite revivir momentos extraordinarios.

Todos tenemos esas fotografías a la mano, verdad?


Tener fotos familiares a la vista fuera de las redes sociales tiene muchos beneficios emocionales para la infancia y ayudan a promover lazos familiares. El valor emocional de una fotografía impresa expuesta en un lugar visible y común del hogar familiar como la nevera, una estantería, una pared, ... sin tener que recurrir a aparatos o encender el ordenador, es enorme y proporcionan la seguridad de que los miembros de la familia o amigos son apreciados por los otros.

Ayuda a tu hijo a verse identificado en una fotografía aún cuando sea de hace muchos años ya que esto ayuda a la memoria y a recordar momentos felices y emociones pasadas, lo que refuerza la seguridad del niño con su entorno. Los Libros de fotografía, los antiguos álbunes de fotos, son momentos de la historia de la vida para cuyo disfrute, recuerdo y contemplación no se necesita internet. Mi esposa lloraba de emoción cuando le enseñé el álbum de fotografías de mi infancia. Fue como una capa más del conocimiento que dos personas se tienen. Algo como compartir lo más íntimo.


Es cierto que vivimos en la era digital y todo está en la "nube", y también es cierto que todo el mundo tiene acceso a cámaras de fotografía con una tecnología espectacular. Pero ese número ingente de fotografías que hacemos de tipo testimonial llamadas selfies, fotografías de lo que hacemos , de lo que tomamos, de lo que vestimos, ... lo colocamos en dicha "nube". Eso significa que están en todas partes pero a la vez en ninguna. Es un lugar común, pero quizás demasiado común y ambiguo.


¿Recuerdan cuando comenzamos a tener las fotografías en CDs? ¿Luego en DVDs de datos? ¿En discos duros? Luego llegaron los "pinchos USB". Luego alguien nos dijo alguna vez que deberíamos tener copias de seguridad de nuestras fotografías. Y ocurrió que teníamos varias copias pero de algunas ninguna . Y ocurrió que no habíamos establecido un método para el archivo correcto de las fotografías y alguna no sabemos ni donde está. Si ahora se llama def o bien defdef, o "no borrar" o final. Sin embargo en determinado momento siempre ocurre algo trágico y aquel disco deja de funcionar. Afortunadamente tenemos una copia en las redes sociales o en una nube. ¿Hasta cuando?


Y se me ocurre reflexionar qué ocurre con sus fotografáis compartidas cuando una persona muere. ¿Nunca lo pensaron? ¿Sus cuentas se cierran? ¿Con ellas su historia pasada? ¿Hasta cuando tendremos acceso a aquellos momentos? Quizás habría que pensar en una red social en la que crear recuerdos de personas fallecidas aunque ya existe la opción de convertir una pagina en conmemorativa. Pero habitualmente la familia cierra los perfiles ejecutando el derecho a borrar información y datos personales. Y las fotos no van al cielo. Según decía un artículo que leí, en 50 años FB tendrá más personas muertas que vivas. De hecho actualmente en los seguros de defuncion existe la gestión de la baja en las redes sociales. Así que nuestra historia social y personal desaparecerá también.


Pero, volviendo al ingente número de fotografías que tomamos, ¿será que son momentos de usar y tirar? Nuestra Cultura de obsolescencia nos ha llevado a crear momentos de usar y tirar también. Momentos que serían especiales si les pusieramos esa etiqueta y les mostráramos respeto. Pero existe una inflación enorme relacionada con las fotografías que tomamos. Cientos de fotografías, miles, pero de escaso valor, fotografías de consumo instantáneo.


¿Y qué podemos hacer para dar valor a esos momentos? Dicen que como humanos sentimos mayor conexion con producto impreso que con una imagen en una pantalla. Pues la respuesta es sencilla. La verdad es que cuando tocas una fotografía, cuando interactúas con ella, muchas emociones se ponen en marcha. Y sin copias impresas todos corremos el riesgo de perder nuestros recuerdos.


Un fotógrafo profesional puede ayudar a distinguir una fotografía de una persona, de un momento o una celebración, a destacar una entre los cientos imagenes que tomas cada año. También puede ayudar con copias impresas de calidad y resistentes al paso del tiempo. Incluso con copias de gran tamaño que pueden ser un tesoro para siempre.



Fotografíalo todo, cada momento del día y compértelos! Porque la fotografía es algo hermoso. Pero reserva un espacio para tus momentos especiales y personas de valor en tu vida con fotografáis profesionales impresas.







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